29 de noviembre de 2020

ADVIENTO CON S. FRANCISCO: EL COMIENZO DEL FIN...


Esta es la invitación que nos hace san Francisco para el Adviento:
 

Ruego a todos los hermanos que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud (muerte de lo viejo), del mejor modo que puedan, hagan servir, amar, honrar y adorar al Señor Dios con corazón limpio y mente pura (comienzo de lo nuevo), que es lo que él busca sobre todas las cosas (¡Dios reinando en nosotros!); y hagámosle siempre allí habitación y morada a aquél que es Señor Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, que dice: Vigilad y orad en todo momento (Regla no bulada, 22). 

El misterio de Adviento es un misterio de vaciamiento, de pobreza, de limitación. Debe ser así. De otro modo no podría ser un misterio de esperanza. El misterio de Adviento es un misterio de comienzo: pero también es el misterio de un fin (removido todo impedimento, pospuesta toda preocupación...). Es el comienzo del fin de todo lo que en nosotros no es todavía Cristo. Y eso, sin duda, es motivo de alegría. Pero por desgracia nos aferramos a nuestra irrealidad, preferimos lo nuestro a lo suyo, lo viejo a lo nuevo, continuamos aferrados a nosotros mismos.

Adviento como tiempo de gracia significa aceptación de ese comienzo totalmente nuevo. Si hemos de entrar en el comienzo de lo nuevo, debemos aceptar la muerte de lo viejo. El comienzo, pues, es el fin. Hemos de aceptar el fin, antes de poder empezar. O más bien, para ser más fieles a la complejidad de la vida, hemos de aceptar el final en el comienzo, ambos juntos.

Y para contemplar, orar y comprometerte en este tiempo de Adviento,
visita nuestra nueva página www.oracionfranciscana.com